EN EL PRINCIPIO..., por Cristina Fornés
¿Cuándo comienza la vida? ¿Cuándo empezaste a tener valor como persona?
¿Desde cuándo eres digno de consideración y respeto?... ¿Al momento de la concepción o al cuarto mes de embarazo?... ¿O cuando lograste un título universitario? ¿Qué requisitos debes llenar para ser amado?
Pues aquí llegan Buenas Noticias:
1.- “Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26 pp., 27)
¿Ves? No somos ni estamos aquí por obra de la casualidad. No somos hijos de la sorpresa. Fuimos buscados, planeados, creados. ¡Somos hijos deseados, hijos del amor!
Tal vez digas: “¡Eh, un momento! De qué semejanza me estás hablando... ¿No ves lo que somos, en lo que se han transformado... en lo que me he convertido?”
Si, claro que veo y sé. Pero no me escuches a mi (tampoco te escuches a ti mismo). Escúchalos a ellos:
2.- "Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen de él. Todo lo hizo hermoso a su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.”
“He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.” (Eclesiastés 3:10,11; 7:29)
3.- “...sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir... no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación
“ya destinado desde antes de la fundación del mundo pero manifestado en los postreros días por amor de vosotros.” (1º S. Pedro1:18-20)
“Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios...”
(1º S. Juan 3:1 pp.)
Aquí tienes las respuestas, para Dios eres un hijo entrañablemente amado, desde el principio, desde mucho antes de tu concepción, ¡desde antes de la fundación del mundo!
Vales más que todo el oro del mundo, porque el precio de nuestro rescate se pagó con la sangre de Cristo.
Y este AMOR, que comienza con el propósito de Dios para tu vida, pasa por el pesebre y se manifiesta en la cruz, es el que está luchando hoy por reconquistar tu corazón.