¡Bienvenid@!... Este blog nace por amor a Jesús. La idea es reflexionar, desde la perspectiva de la fe y la revelación, en todas las circunstancias relacionadas con su nacimiento, vida y ministerio. El punto de partida será el pesebre. Aquel lugar donde de niños encontramos a "Dios con nosotros".


12.4.07

SACERDOTE, por Cristina Fornés

Siempre me ha sorprendido leer que: “Los principales sacerdotes y los escribas” informaron a Herodes dónde debía nacer el Cristo*. ¿Te das cuenta? Ellos sabían no sólo el tiempo, sino también el lugar donde debía nacer el Prometido de Israel... ¡Y no advirtieron a su pueblo!... (Pero ese es otro tema)
¿Quiénes eran los “sacerdotes”? ¿Cuál era su función?

Nuestro término español “sacerdote”, proviene de dos palabras latinas: sacerdos y Otis, referidas a ministros de un determinado culto.

Pero en hebreo es kôhên y en griego: hieréus. Es interesante notar que para el sacerdote idolátrico, el hebreo utiliza la palabra kômer, diferenciándolo así de aquella: “...persona debidamente consagrada para ministrar en las cosas sagradas como mediador entre el hombre y Dios, para ofrecer sacrificios por los pecados de los hombres.”*
“...En Israel, así como en otras naciones de la antigüedad, los sacerdotes constituían una clase diferente*. Además de administrar los ritos sagrados, se consideraba que los sacerdotes eran los maestros religiosos del pueblo“*.

En el antiguo Israel los sacerdotes eran descendientes de Aaron, el hermano de Moisés, pero “el ministerio del sacerdocio aarónico sólo era simbólico*, nunca tuvo eficacia en sí y por sí mismo para borrar los pecados*. Al igual que el santuario en que servían, los sacerdotes eran sólo “símbolos para el tiempo presente”*.

¿Por qué? Pues porque en todo el período del “Antiguo Testamento la salvación era provisoria, porque dependía de la muerte de Cristo, todavía en el futuro”.

Cuando Jesús, después de haber muerto por los pecados de la humanidad, resucitó y ascendió a los cielos, “se sentó a la diestra de Dios” * y fue consagrado nuestro Sumo Sacerdote para ministrar a favor de nosotros*.

De este modo, el sacerdocio fue cambiado de la tierra al cielo, y puesto que “Él vive siempre para interceder por ellos”, su sacerdocio dura para siempre y anula y hace inútil cualquier sistema sacerdotal o intento humano de intercesión para alcanzar el perdón de Dios.

¡Gracias, Señor! Porque en Cristo tenemos el sacrificio perfecto, el mediador de un mejor pacto y al Sumo Pontífice sobre la casa de Dios, que nos invita a acercarnos “con corazón sincero, en plena certidumbre de fe” (Ver Hebreos capítulos 4 al 10).
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*Referencias Bíblicas: Mateo 2:4; Hebreos 5:1, 8:1-3; Génesis 41:45, Éxodo 2:16, 1ª Samuel 6:2; Levítico 10:11, Deuteronomio 33:10, Ezequiel 44:23; Hebreo 8: 1, 2, 4,5; 10:11, 12; 9:9

Fuente: Diccionario bíblico adventista del séptimo día- 1ª. ed.- Florida (Buenos Aires); Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.

7.4.07

PASCUA, por Cristina Fornés

Por estos días hay personas que, si nos cruzan en la calle, el ascensor o a la salida de la oficina nos saludan: “¡Felices pascuas! ¡Felices pascuas!”... ¿Qué nos están queriendo decir?

No sé cómo será en tu país pero, por aquí, muchas personas aprovechan el fin de semana largo de la Semana Santa para viajar, tomarse unas mini vacaciones, hacer turismo... ¿Nos estarán deseando feliz “fin de semana largo”?

PASCUA es una palabra que nos viene del griego Pásja, que la translitera del hebreo Pesaj, que a su vez la transliteró de un término egipcio que significa “el que hiere” o de otra palabra muy parecida que describe los resultados de la formación de un pacto...

¡Siempre me asombra y emociona comprobar cuánta riqueza encierra una sola palabra, cuánto nos dice! Si es que estamos dispuestos a escuchar el mensaje que nos trae a través de los siglos.

Mira, mira como se cumple su significado: El pueblo de Israel estaba cautivo en Egipto (de ahí su origen). Faraón los somete a la esclavitud más terrible, desoye las súplicas y advertencias que recibe a través de Moisés. Se niega a liberarlos. Su engreimiento (al fin y al cabo él se cree ser dios también) lo lleva a la más abierta rebelión: “¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová ni tampoco dejaré ir Israel.”

Una tras otra, Dios envía plagas que atacan sus dioses y le demuestra la falsedad de sus creencias religiosas. Sus dioses no existen, son meros ídolos, no tienen poder frente al Señor.
Faraón miente, engaña, vez tras vez, aparenta humildad, reconocimiento...
Entonces el Señor envía instrucciones precisas. Todo aquel que le reconociera a él como el único y verdadero y que deseara la libertad debía seguirlas: degollar un cordero por familia, la sangre se debía asperjar en el dintel y parantes de la puerta como señal de que ese hogar estaba protegido...“

“El cordero tenía que ser asado entero, comido esa misma noche con hierbas amargas y pan sin leudar... todos de pie, vestidos como para viajar, con sus bastones en las manos...” A la medianoche, el ángel de la muerte pasó sobre Egipto y destruyó todos los primogénitos de los hogares que no aceptaron la sangre del cordero.

¡Pascua! Él hirió, pero consiguió el resultado que buscaba con su pacto: la libertad de su pueblo, porque esa misma noche el Faraón echó a los israelitas y antes de la mañana, ya estaban en marcha.
Dios mismo instruyó a Moisés para que todos los años, ese día, recordaran que habían sido sacados de la esclavitud y que hicieran fiesta...

Me dirás, pero eso es para los judíos, ¿qué tiene que ver con nosotros, que no lo somos? Es que, “además de un recordatorio del éxodo, la fiesta de la Pascua, centrada alrededor del cordero, apuntaba hacia Cristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
San Pablo dice que Cristo es “nuestra pascua... sacrificada por nosotros”.

Si. Él hirió. El Cordero, fue sacrificado, para conseguir el resultado que busca con su pacto: nuestra libertad, nuestra más total y absoluta libertad. Su sangre nos cubre y nos libera de la esclavitud a la que nos tiene sometido el pecado (es decir: la separación de Dios, el egoísmo, el rencor, el remordimiento, la culpa, la degradación, y la muerte).

Él ya hizo su parte, ¿estás dispuesto a ser cubierto con su sangre?
Entonces... ¡Felices pascuas! ¡Felices pascuas!

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Referencias Bíblicas: Éxodo 5:2,3; 12:1-33; Nm. 33:3; Dt. 16:1; Juan 1:29; 1ª Corintios 5:7

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Fuente: Diccionario bíblico adventista del séptimo día- 1ª. ed.- Florida (Buenos Aires); Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.

1.4.07

EMANUEL, por Cristina Fornés

San Mateo explica como fue el nacimiento de Jesús y el mensaje que un ángel le dio a José mientras dormía.
Después, por inspiración, cita a Isaías 7:14 y lo aplica a Cristo:

“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” (Mt. 1:23)

¿Por qué el apóstol hace referencia a una predicción hecha 734 años antes del nacimiento de Jesús? ¿En qué circunstancias se la hizo? ¿Se cumplió en aquellos días?... Estas son sólo algunas de las preguntas que le podríamos hacer a este pasaje.

Estuve investigando un poco y esto es parte de lo que encontré:

Resulta que el profeta Isaías (cuyo nombre en hebreo significa “Yahweh salva”), tuvo una conversación con Acaz, rey de Judá. Éste estaba alarmado por una alianza que habían hecho Peka (rey de Israel) y Rezín (rey de Siria) contra Judá. Ante semejante peligro ¿qué crees que hizo Acaz?... ¡pues fue a pedirle ayuda a Tiglad-pileser III, rey de Asiria!

Previendo un ataque inminente, salió Acaz para inspeccionar los suministros de agua de la ciudad y se encontró con Isaías, quien le predijo el nacimiento de un hijo que se debía llamar EMANUEL (del hebreo `Immânû’êl, “Dios está con nosotros”; en gr. Emmanouêl), como SEÑAL Y RECORDATIVO DE LA PRESENCIA PERMANENTE DE DIOS. Antes que este niño-señal creciera lo suficiente, Peka y Rezín caerían ante los asirios.

Esta predicción se cumplió literalmente. Tiglat-pileser III tomó Damasco y mató a Rezín dos años más tarde. Luego devastó Galaad y Galilea, llevó numerosos cautivos, tramó el asesinato de Peka... El reino de Israel desapareció 12 años más tarde con la caída de Samaria ante los asirios (723/22 A.C.).

Pero Asiria no se detuvo allí, siguieron años de sucesivas invasiones que devastaron la tierra de Judá, con excepción de Jerusalén...

¡Oh, si Acaz hubiera confiado en Jehová, en lugar de confiar en su alianza con Asiria! Pero su persistente rechazo a poner su esperanza en Dios, resultó en gran sufrimiento para Judá.

Sin embargo, como lo implica el nombre del niño señal, “Dios estaba con su pueblo para proteger al remanente en Jerusalén, en forma milagrosa”.

Como ves, el nombre Emmanuel se originó en una situación histórica real, como una promesa de que Dios estaría con su pueblo para librarlo de sus enemigos...

Mateo sabía que Isaías también miraba al tiempo cuando Dios enviaría a su propio Hijo, el verdadero `Immânû’êl, “Dios con nosotros”, con el mismo propósito.

Dios cumplió y cumple su promesa de estar con nosotros, de protegernos y ayudarnos en los momentos difíciles. Tú, ¿en quién confiarás? ¿a quién irás por ayuda?

Referencias Bíblicas: Isaías cap. 7, 8:4, 36:1-37:38; 2ª Reyes 16:6-10, 15:29,30; 18:13-19:37; 1ª Crónicas 5:26; 2ª Crónicas 28:16, 32:1-22; S. Mateo 1:18-25.

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Fuente:
Diccionario bíblico adventista del séptimo día- 1ª. ed.- Florida (Buenos Aires); Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.