¡Bienvenid@!... Este blog nace por amor a Jesús. La idea es reflexionar, desde la perspectiva de la fe y la revelación, en todas las circunstancias relacionadas con su nacimiento, vida y ministerio. El punto de partida será el pesebre. Aquel lugar donde de niños encontramos a "Dios con nosotros".


12.8.07

¡LIBRE PARA GASTAR! (Continuación), por Cristina Fornés

En la entrada anterior, al considerar el uso de ordenadores y electrodomésticos había llegado a la conclusión de que: “El estricto apego a la norma, es la garantía para el libre aprovechamiento y disfrute más pleno del objeto”.

Quedó planteada una aparente contradicción: lo que se me impone, lo que me pauta... ¡me libera! (Obedecer las indicaciones del fabricante, me garantiza óptimos resultados al usar el artefacto adquirido).

Y me preguntaba si esto sería válido también en nuestras vidas.

No se necesita ir muy lejos para ver que es así. Sólo un ejemplo cotidiano: ¡qué sería de nuestras grandes ciudades, rutas y autopistas sin las leyes que regulan el tránsito! Cuanto daño, aun muertes, ocasionan los que las ignoran, cualesquiera sean sus motivos. Si miramos a la naturaleza (de la que formamos parte, por cierto) nos maravillan las leyes que regulan la existencia y el equilibrio de todos sus componentes. Vemos también como el uso irracional de los recursos y la permanente violación a esas leyes nos han acarreado contaminación ambiental, atmosférica y el desequilibrio de los sistemas.

Ahora bien, si el mundo físico, tanto natural como artificial, obtiene su máximo desarrollo y aprovechamiento, y nos brinda las más grandes satisfacciones y disfrute en tanto y en cuanto nos apegamos de la manera más estricta a las leyes y normas que lo regulan...

¿Sería lógico pensar que nosotros, seres vivos de este Universo, como unidades físico-mental-espirituales no desmontables, somos los únicos que hemos quedado librados a nuestra suerte y riesgo? Algo así como:
“PUESTO QUE SER RACIONAL E INTELIGENTE, AUTORREGÚLESE, SI LE DA LA GANA.
¡USTED ES SUYO! ÚSESE Y GÁSTESE COMO QUIERA. CONÉCTESE DONDE SE LE ANTOJE ¡HAGA LA DIFERENCIA! DE CUALQUIER MANERA ALCANZARÁ LA PLENITUD Y LA FELICIDAD EN ESTA VIDA... ¡Y LA ETERNIDAD EN LA OTRA!“

Parece un disparate, ¿no? Cuanto más lo pienso, más me convenzo de que: El estricto apego a la Ley, es la garantía para el libre aprovechamiento y disfrute más pleno de la vida.

(¿Te diste cuenta que escribí “Ley”, con mayúscula, no “leyes” o “normas”?).

Alguna vez te pusiste a pensar por qué Jesús, que nos garantiza la libertad total, es el mismo que dice:
“SI ME AMÁIS, GUARDAD MIS MANDAMIENTOS.” (S. Juan 14:15)

¿Cómo pueden la LIBERTAD y el AMOR caminar juntos con los MANDAMIENTOS y la OBEDIENCIA?
(Continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿y quizá la libertad consiste en olvidar la ley porque el puro amor de que estemos llenos no nos haga necesario recordarla para respetar y hacer felices a los demás?
;-)
amor